Este poemario es el resultado de aquellos extraños días de confinamiento en los que apenas se oía el ruido humano y sí el canto de las aves liberadas de nuestra tiranía. Esa tranquilidad llevó a la autora a leer los libros que esperaban impacientes en su mesilla de noche y a escribir poesía.
Viento, que el amor me deja es la constatación de múltiples pérdidas: el amor, la juventud, el padre, la infancia de las hijas, la propia infancia. Es también el resultado de buscar en el interior cuando el confinamiento no nos permitía la huida. Son versos que destilan presencia femenina: madres, hijas, novias, alumnas, mujeres; los hombres son solo un recuerdo, un anhelo imposible. Asimismo, es un libro de metapoesía, un homenaje a poetas que han marcado su vida personal y profesional. Y también a docentes que cierran la puerta en silencio y confían en que el rayo de sol de la poesía permanezca en el aula.
Este poemario es el resultado de aquellos extraños días de confinamiento en los que apenas se oía el ruido humano y sí el canto de las aves liberadas de nuestra tiranía. Esa tranquilidad llevó a la autora a leer los libros que esperaban impacientes en su mesilla de noche y a escribir poesía.
Viento, que el amor me deja es la constatación de múltiples pérdidas: el amor, la juventud, el padre, la infancia de las hijas, la propia infancia. Es también el resultado de buscar en el interior cuando el confinamiento no nos permitía la huida. Son versos que destilan presencia femenina: madres, hijas, novias, alumnas, mujeres; los hombres son solo un recuerdo, un anhelo imposible. Asimismo, es un libro de metapoesía, un homenaje a poetas que han marcado su vida personal y profesional. Y también a docentes que cierran la puerta en silencio y confían en que el rayo de sol de la poesía permanezca en el aula.