-«La nieve es pavorosa, la nieve es el futuro-», escribe Scott en su diario. El futuro es de los hijos de otros, reflexiona Virginia frente a un centollo desmembrado un domingo de invierno. En ese No Future en el que se desarrollan todas las historias, se multiplican todas las imágenes: la cabeza de Alejandro Magno recostada sobre La Il¡ada, el personaje de Sabino Trapiello bailando pogo en una fiesta gallega o la épica Gonzalo Zapico espoleado por un desamor que no sabe si sufre o se inventa en un arenal de Brasil. Y es que el amor, dispuesto a moverlo todo sin pedir permiso a nadie, inestable como el alcohol que se empieza a evaporar apenas se derrama, es el responsable de conectar unas historias imprevisibles que adoptan, en esencia, diversas formas que van mucho más allá de la propia geometr¡a: un triángulo de deseo, una tortuga verde, la bandera republicana, un enorme cuchillo de carnicero o cierto verso de Vicente Huidobro sobre una mujer descuartizada. Ah¡ está el amor, o el repentino deseo, el mismo que se desvanece en la noche berlinesa entre las llamas de una hoguera de San Juan. Javier Pillastre nos lanza a la cara la magia de la memoria y sus voces en un recorrido punk y nihilista por el reverso luminoso de unos personajes dispuestos a vivir sin futuro. Y nos invita en estas historias a recobrar la fe en lo humano, si es que hemos perdido la fe, o a renunciar definitivamente a ella con el humor y la fuerza del delirio.