El proyecto surge de un hecho real, la compra por parte de Jonathan Notario de un terreno lunar a Lunar Embassy, empresa americana propiedad de Dennis Hope que registró la luna a su nombre en 1980 aprovechando un vacío legal de la ONU. Lo que permite, aunque parezca increíble, comprar por 20 dólares un acre de terreno lunar.
Jonathan Notario ha destinado su parcela lunar en crear un parque de atracciones, en el que todo es posible: ganar días libres en tu trabajo, batallas musicales, amplificar tus sentidos