Hay los sonidos propios de esta hora en este lugar: la máquina del café, cucharillas que golpean tazas, voces
En Los yugoslavos todo empieza cuando un camarero pide ayuda a un cliente a quien ha visto levantar, con palabras, el ánimo de otro. Lo que el camarero ruega a ese desconocido es que hable a su esposa, la cual parece estar hundiéndose en la tristeza y el silencio. El camarero espera que el cliente descubra las palabras salvadoras que él no es capaz de encontrar para su mujer.
Ella, a su vez, camina mapa en mano por la ciudad buscando un lugar donde acaso se reúnen personas que tienen en común haber nacido en un país que ya no existe. Hasta que una muchacha le ofrece, a cambio del suyo, otro mapa.