Título: La lectura rápida se caracteriza por el análisis de las compensaciones que se deben realizar entre la medida de velocidad y la comprensión obtenida del texto, reconociendo que los diferentes tipos de lectura resultan en diferentes niveles de velocidad y tasas de comprensión, y que dichas tasas pueden ser mejoradas con la práctica
Concepción y diseño de Roberto Equisoain
Editado por produccionsescopeta
Formato: 12 x 17 cm, 52 páginas
Primera edición: octubre 2014, Berlín
Tirada de 100 ejemplares numerados
Este libro consiste en someter a un texto elegido al azar a una operación formal concreta: eliminar progresivamente la distancia entre los caracteres, lo que se traduce verbalmente en una lectura cada vez más rápida, que llega a convertirse en un balbuceo indistinguible.
Se trata de un texto pensado para ser leído íntegramente en voz alta. En este proceso, se encuentran dificultades tanto de reconocimiento de los elementos del texto como de pronunciación. Estas dificultades no son obstáculos, sino precisamente el medio para conseguir ciertos objetivos: mediante una estrategia de repetición y aceleración (gráficamente expresada en un espacio progresivamente menguante entre cada letra hasta que todas llegan a solaparse por completo) se destruye el lenguaje: la alternativa que se plantea no es su desaparición, sino estar por fin en condiciones de jugar con otras dimensiones de lo lingüístico. Los ataques en este texto no vienen de un lugar exterior al lenguaje, sino que se desarrollan a partir de su interior: el discurso de un lector virtuoso, capaz de leer con rapidez y articulación perfectas, progresivamente se transforma en un balbuceo inarticulado sin sentido. Esto permite llegar a la destrucción del contenido y recuperar la forma abstracta, la posibilidad múltiple desde el vacío, donde no nos manejamos con la razón, sino con el sentir. Se trata de una operación en el interior de la palabra, en la transformación gradual de un lenguaje transparente hacia una comunicación opaca: en lugar de nitidez y legibilidad, ruido y enigma. Y así recuperar lo musical y físico para volver a una inocencia previa al conocimiento. En este tránsito no sólo se ve afectado el lenguaje en términos de sentido, sino que también se evidencia su raíz física. A lo largo de las sucesivas reducciones, el cuerpo que acoge esas palabras se va haciendo cada vez más presente: la lengua se traba y se revelan las dificultades para pronunciar ciertos sonidos. Se dibuja así una experiencia que comienza con reconocimiento y comprensión intelectual y se acaba desplazando hacia lo físico y lo orgánico.